Facility Management and Services 011

30 MOVILIDAD SMART City A unque llevamos ya varios años manejándonos con la expresión Smart City, hay quienes todavía creen que la gestión inteligente de las ciudades tiene que ver única y exclusivamente con la apli- cación de tecnologías de última gene- ración. Sin embargo, una ciudad inte- ligente es aquella que vela por el bien- estar, en el sentido más amplio del término, de sus habitantes de la ma- nera más eficiente posible; más allá de la naturaleza de los instrumentos que utilice para lograrlo. Los sistemas urbanos conllevan una serie de problemas y disfunciones a los que la gestión municipal debe ha- cer frente. La mayoría de estas disfun- ciones son generadas por el extensi- vo uso del vehículo de motor. Algunos problemas son claros y ampliamente reconocidos, como la pésima calidad del aire que se respira en las ciudades o los altísimos niveles de ruido. Am- bas cuestiones tienen una grave inci- dencia sobre la salud de las personas, tal y como demuestran numerosos estudios. Pero existen otras disfun- ciones en las urbes de las que a me- nudo no somos conscientes como la cantidad de espacio verde disponible por habitante o la calidad del espacio público existente. Desde la Agencia de Ecología Ur- bana de Barcelona trabajamos hace tiempo en la recuperación de un concepto muy importante: el de ciu- dadano. En las ciudades actuales, las personas estamos limitadas a un úni- co papel: el de peatones, que no es más que un medio de transporte. Y es así porque en la mayoría de ciu- dades el espacio público está sobre- ocupado por el vehículo, dejando a las personas tan sólo ridículas ban- das a lado y lado de las calles para que puedan desplazarse de un lugar a otro caminando. Pero, ¿cómo po- demos hablar de ciudades inteligen- tes si sólo permitimos a sus habitan- tes ejercer un único derecho, que es el de la movilidad? Abogamos por la recuperación de un espacio público de calidad en la que los ciudadanos puedan ejer- cer los derechos que ahora mismo se les niegan: el de intercambio, el de cultura, el de expresión y partici- pación, el de ocio, deporte y juegos, etc., además del de el desplazamien- to. Para ello, proponemos una re-or- ganización de la ciudad en base a una nueva célula urbana: la supermanza- na. Habitualmente, la recuperación de espacios por parte de los ayun- tamientos se limita a la peatonaliza- ción de calles más o menos céntri- cas, especialmente cascos antiguos, mejorando la calidad de vida de úni- camente los habitantes de esos ba- rrios, contribuyendo a la ‘gentrifi- cación’ de esas zonas. Sin embargo, Salvador Rueda Director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona Las Supermanzanas de Barcelona

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