Iván Gómez, CBRE GWS Client Alliance Director
Iván Gómez GWS Client Alliance Director CBRE

BIM: La gestión energética como inicio para el mantenimiento sostenible

Edificios, sol, ciudad, energía

En los últimos años, muchas empresas han trabajado para recortar costes y reducir su huella medioambiental. Ahora, con las investigaciones que muestran que el riesgo físico del cambio climático seguirá acelerándose a menos que el mundo logre cero emisiones netas para 2050, ninguna empresa puede permitirse el lujo de dudar en el camino hacia este objetivo crítico. Todo viaje a lo largo de ese camino debe comenzar por abordar las emisiones de Alcance 1 y 2. Lo bueno es que, para ambos alcances, una empresa puede tomar medidas para eliminar las emisiones a través de sus propias acciones directas relacionadas con la gestión de la energía y diseño de los espacios de trabajo.

La edad media de un edificio de oficinas en España es de 37 años, y en muchos casos hace falta una fuerte inyección de capital para financiar las mejoras de infraestructura necesarias para cumplir con las iniciativas de sostenibilidad. Los activos que funcionan más allá de su vida útil consumen entre un 30 y un 50% más de energía y emisiones que los nuevos.

El aplazamiento de las acciones de sustitución o renovación de las instalaciones puede aumentar los costes de OPEX y CAPEX entre un 400% y un 1500%. Por eso, el correcto mantenimiento de las instalaciones de los edificios es uno de los principales factores que se debe mejorar si se quiere reducir la huella medioambiental y cumplir con los objetivos fijados para 2050.

No nos engañemos, los costes de gestión de las instalaciones vinculados a la reparación y el mantenimiento suelen constituir solo una pequeña parte del gasto real de las instalaciones. Existen costes ocultos normalmente más elevados como las partidas para gastos de emergencia, la variación de los precios de la energía, el mantenimiento reactivo excesivo y las emisiones de carbono.

Así, a medida que los diseños de los edificios se vuelven más técnicos y se orientan hacia un mejor rendimiento en materia de sostenibilidad, es primordial garantizar su funcionamiento eficaz. Las metodologías como BIM (Building Information Modelling) son fundamentales para hacer realidad estas ambiciones y ofrecer las mejores soluciones.

El uso de BIM a lo largo de todo el ciclo de vida de un edificio abre la oportunidad de abordar algunas cuestiones clave del cambio climático. Si se combinan estas tecnologías con la creciente investigación en el ámbito de la ciencia de los materiales y la sostenibilidad, los diseñadores disponen de mucha más información para tomar decisiones informadas sobre los edificios que diseñan y sobre los mejores modelos de mantenimiento adaptados a cada uno de ellos.

De hecho, este enfoque se ha reflejado en la tercera parte de la nueva norma de referencia mundial ISO 19650, que desarrolla la aplicación de BIM durante la fase de explotación de los activos. Esta norma procede de la británica PAS 1192-3, y está llamada a ser el nuevo estándar diferenciador para las empresas del sector AEC, como ya ocurrió en el pasado con las series 9001, 14000 y 18000.

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BIM: Representación digital

BIM tiene un legado que va más allá del diseño. En los edificios terminados, los propietarios y operadores heredan una representación digital detallada de su activo, con una serie de metadatos organizados de forma que pueden ayudar a los gestores de activos inmobiliarios a impulsar la eficiencia durante la explotación. Estos metadatos contenidos en el Modelo de Información de Activos (AIM) resultante pueden vincularse directamente a un Sistema de Gestión de Edificios (BMS) activo que puede aprender de cómo los ocupantes utilizan el edificio y ajustar los sistemas ambientales para proporcionar el apoyo exacto que el edificio necesita sin desperdicio.

Los sensores IoT y los sistemas avanzados de monitorización de plantas como CBRE Asset IQ ofrecen a los gestores de activos inmobiliarios métricas de rendimiento para ayudar a evaluar cómo consumimos los edificios que ocupamos y qué necesitamos que hagan por nosotros. Al vincular los sensores conectados a Internet con los cuadros de mando de AIM, ahora podemos predecir las tendencias, supervisar el rendimiento del sistema e incluso aprovechar los algoritmos de aprendizaje automático. Estos pueden llegar a aprender a ajustar de forma autónoma los parámetros del edificio cuando no son necesarios, lo que proporciona recompensas tanto fiscales como medioambientales.

La capacidad de recopilar, procesar y aprender de toda la información digital que ahora es posible recoger de nuestros edificios representa un medio para minimizar el despilfarro, utilizar la energía solo donde la necesitamos y crear un reflejo cercano entre nuestras necesidades de los edificios que ocupamos y cómo las satisfacen.

Después de construir un conjunto de datos de activos precisos y desarrollar puntos de referencia adecuados para el funcionamiento del edificio, podremos tomar decisiones informadas sobre la sustitución de activos. La realización de inversiones estratégicas una vez analizados todos los datos recopilados favorece el compromiso de las empresas con la sostenibilidad, proporcionando el impulso necesario para alcanzar el cero neto.

La construcción es una necesidad urgente para la población mundial y es una de las actividades menos sostenibles del planeta. La tecnología puede mostrarnos cómo podemos suavizar su impacto, evitar decisiones irreversibles y utilizar solo los recursos que necesitamos. Reducir los costes de funcionamiento de nuestros edificios pasa por un conocimiento integral de nuestro activo y la optimización de la gestión del mantenimiento.