Los lugares de trabajo y cómo evitar la propagación de enfermedades respiratorias

Gertrudis Bujalance

La ventilación y la climatización han pasado de ser simples mecanismos para el bienestar térmico a considerarse factores cruciales para mejorar la salud de las personas en el lugar de trabajo. Su capacidad para reducir la transmisión de enfermedades respiratorias y la presencia de contaminantes los convierte en una herramienta indispensable.

Cómo impedir las enfermedades respiratorias en el lugar de trabajo

En el ámbito de la prevención de riesgos laborales, conviene distinguir entre medidas individuales como mascarillas e higiene y medidas colectivas como la ventilación y purificación del aire. Los entornos de riesgo moderado, como oficinas o escuelas, suelen usar procedimientos colectivos, más eficaces y menos intrusivos para los usuarios.

La mejora de los sistemas de ventilación en edificios es esencial para combatir agentes patógenos que se transmiten por el aire. La disolución mediante filtros y la destrucción con fotocatálisis o radiación UV son estrategias efectivas usadas durante la pandemia. Lamentablemente, los diseños y sistemas operativos de los edificios a menudo pasan por alto la relación entre las condiciones ambientales y la transmisión de los patógenos que producen las infecciones respiratorias.

Los edificios resilientes, capaces de adaptarse a diferentes necesidades, se presentan como la nueva norma, ya implantada en Estados Unidos gracias a organizaciones como ASHRAE. La creciente tendencia en Europa a seguir esta pauta reafirma la actual concienciación mundial en cuanto a la relevancia de los sistemas de ventilación y climatización.

La calidad del aire interior en edificios se convierte en un factor clave para su rentabilidad económica y social. Aunque existen normativas para cumplir con los requisitos mínimos, es necesario ir más allá en muchos casos. Esto implica superar los mínimos normativos, dotar a los edificios de flexibilidad en sus modos de funcionamiento y monitorizar continuamente la calidad del aire interior, cumpliendo con los requisitos del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE).

En conclusión, la atención a la calidad del aire interior en entornos laborales se presenta como una inversión vital para la salud y la productividad de los trabajadores. La adaptación de los edificios a las demandas cambiantes y el cumplimiento riguroso de normativas son pasos cruciales hacia ambientes laborales más seguros y saludables.