Cómo gestionar los jardines y espacios exteriores

Gertrudis Bujalance

Entendemos por jardín una zona descubierta, no techada, que alberga especímenes arbóreos y florales de tipologías multiformes. De hecho, se llama jardinería a la actividad profesional que tiene por objetivo el cuidado y perfeccionamiento de los espacios verdes acotados.

El cuidado responsable de la jardinería y las zonas exteriores va más allá de la simple conservación de la belleza natural o de la conciencia medioambiental hoy tan en boga. Las áreas verdes revalorizan una propiedad, incrementan un 25% la productividad laboral y, por si esto pudiera parecer insuficiente, mitigan el impacto ecológico de una actividad empresarial.

Gestión de las zonas exteriores

El mantenimiento de las zonas domésticas de intemperie no solo alude a los espacios verdes propiamente dichos, sino que incluye los equipamientos e instalaciones circundantes: rampas, senderos, toldos, portones, sistemas de iluminación, asientos, mesas, mecanismos de irrigación, fuentes, estanques. De hecho, la preservación de estas estructuras es imprescindible para que nuestro pequeño edén conserve su propósito inicial.

Para garantizar el buen estado de las instalaciones de un espacio verde, conviene diseñar un plan de mantenimiento en colaboración con expertos en Facility Management. Las tareas relacionadas con su puesta en práctica se deben consignar y supervisar, cosa que puede llevarse a cabo en diferentes formatos.

Plan de mantenimiento de jardines y espacios exteriores

  • Una estrategia informativa es crucial para describir y sensibilizar a los usuarios sobre el cuidado de los espacios verdes para minimizar el impacto climático y la contaminación de las ciudades y zonas colindantes. La instalación de carteles y las campañas de difusión en redes sociales son un buen punto de partida.
  • Los recipientes de basura deben situarse en lugares idóneos, emplazados atendiendo a su tipificación (papel, vidrio, plástico) y marcados con rótulos que señalen de manera clara su cometido. Estos cubos o contenedores deben supervisarse todos los días, para sacar las bolsas cuando estén llenas. La acumulación descontrolada de basura no solo degrada la imagen de cualquier espacio privado o público, sino que es un foco de plagas, contaminación y hedores.
  • La poda de las zonas verdes de una comunidad debe hacerse con regularidad. El objetivo de esta estrategia es doble: conservar la buena imagen del espacio y potenciar un desarrollo fuerte y sano de la vegetación. En cuanto al césped, cortar la hierba cada 15 días impide las briznas secas o dañadas, debidas con frecuencia a las alteraciones de temperatura o la sobreutilización de la zona.
  • La rutina de vigilancia es imprescindible para comprobar que los jardines y zonas exteriores se hallan en un estado óptimo. Es decir, las plantas con aspecto saludable, los recipientes de basura aseados y sin desbordar, los asientos limpios y despejados de objetos que puedan haber dejado los visitantes, las fuentes o estanques en perfectas condiciones. De lo contrario, la revisión servirá para determinar qué fallos se deben subsanar.

Facility Management para una jardinería sostenible

El mantenimiento de los espacios verdes tiene una relación directa con uno de los desafíos más graves de nuestros tiempos: el consumo excesivo de agua. Tanto por conciencia medioambiental, como por la escasez, sin olvidar la subida de precio, las razones para ahorrar agua son poderosas. Aquí van varios consejos que un Facility Manager debería tener en cuenta para controlar el derroche de agua en los jardines:

1. Calendario del riego automático

Un profesional encargado del mantenimiento de los jardines y zonas exteriores debe optimizar el horario del riego automático. La hora idónea es la primera franja del día dada la temperatura menor, para procurar evitar la evaporación. La caída de la noche es otro momento óptimo por su frescor, pero al estar la tierra caliente se corre el riesgo que quemar las raíces o anegarlas.

2. Microrriego o hidratación optimizada

Los mecanismos de irrigación por goteo posibilitan ahorrar entre un 40% y un 70% de agua. Este tipo de sistema calcula la cantidad de agua requerida específicamente por la planta o cosecha de turno. Adicionalmente, la humectación se produce a ras de suelo, reduciendo la vaporización y conservando la planta regada durante un lapso de tiempo más largo.

3. Sistema Riego Inteligente (SRI)

El riego inteligente (compatible con los aspersores y el microrriego) funciona mediante sensores conectados a una dispositivo de control. La instalación se puede gestionar a distancia y programar en tiempo real, dependiendo de la información acopiada por cada sensor. Las versiones más avanzadas interactúan con unos sensores de suelo y sensores de lluvia, capaces de detener el riego cuando llueve, entre otras aptitudes.

4. Control de los nutrientes del suelo

Cuanto mejor sea la calidad de los nutrientes de la tierra del jardín, más hidratado estará durante más tiempo. Los hoteles y centros comerciales con sensibilidad medioambiental usan máquinas de compostaje que generan abono orgánico usando residuos alimentarios. Esta técnica se alinea con las actuales políticas de sostenibilidad, además de reducir los gastos de la jardinería.