José de la Uz Pardos Presidente RECI (Red de Ciudades Inteligentes de España)

RECI: “En Las Rozas y en otras ciudades de la RECI ya estamos trabajando en la gestión basada en los gemelos digitales”

En esta entrevista, José de la Uz nos explica que, para la Administración, “el mayor reto tecnológico es desarrollar ciudades pujantes sin consumir demasiados recursos y sin dejar a nadie atrás. Hay que eliminar la brecha digital, que no acabamos de cerrar”. Entre los muchos proyectos que tienen en marcha, asistiremos a la digitalización de los servicios públicos, para lo cual la ciberseguridad es crucial.

Los últimos acontecimientos económicos, sociales y medioambientales, junto al desarrollo de nuevas tecnologías, han cambiado las prioridades de las personas. ¿Qué esperan los ciudadanos como sociedad de las ciudades en las que habitan?

Que sean sostenibles, abiertas, seguras, inclusivas. Entornos que les dejen desarrollar su proyecto de vida, sea el que sea, sin poderes públicos que les sermoneen. Que sean lugares deseables para vivir, trabajar, montar un negocio, formar una familia, dejar un buen legado y descansar y disfrutar de la vida, llegado el momento. Los administradores públicos estamos para lograr que esta visión sea lo más real posible, no para poner trabas a la sociedad civil.

¿Cómo se ha avanzado en el diseño de ciudades más seguras y sostenibles en España?

El avance en la última década ha sido espectacular, y la Red de Ciudades Inteligentes de España (RECI) ha tenido mucho que ver desde que empezó a gestarse en 2011 con la firma del Manifiesto por las Ciudades Inteligentes. Innovación para el progreso.

Ya somos más de 140 ciudades y municipios en la RECI que intercambiamos experiencias y trabajamos conjuntamente para desarrollar un modelo de gestión sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, incidiendo en aspectos como el ahorro energético, la movilidad sostenible, la Administración electrónica, la atención a las personas o la seguridad.

Vivimos un tiempo de cambios vertiginosos, y no solo tecnológicos. Sin una labor conjunta es imposible mantenerse al día. Los tres grupos de trabajo de la RECI son muy importantes, porque permiten a las ciudades integrantes adquirir capacidades, conocimientos y experiencias que las mejoran.

Estos grupos se reúnen mensualmente para intercambiar información, experiencias y buenas prácticas en materia de digitalización, sostenibilidad, inteligencia artificial, ciberseguridad, infraestructuras… Forman un crisol del que surgen grandes ideas.

En su opinión, ¿Cuál es la importancia de la transformación digital de las ciudades de cara al bienestar de las personas y a la sostenibilidad?

No podemos dar la espalda a la realidad. La tecnología permea todos los aspectos de la vida -siempre ha sido así: un libro es tecnología, una azada o un martillo son tecnología-, y la digitalización es como un tsunami: la única forma de que no te lleve por delante es subirse a la ola.

La transformación digital no es reversible, hay que convivir con ella y aprovechar sus muchas ventajas. Una digitalización ordenada nos facilita la vida, la mejora. No hay más que pensar en los beneficios de la Administración Electrónica, en términos de ahorro de desplazamientos, tiempo y dinero, o de comodidad y eficiencia. O en la cantidad de servicios públicos y privados a los que accedemos con un móvil, que no deja de ser un potente ordenador de bolsillo al alcance de todo el mundo.

Si hablamos de sostenibilidad, la digitalización resulta clave: gracias a los sensores IoT (Internet de las Cosas) y su captura de datos, los ayuntamientos vamos a poder gestionar con más eficiencia la movilidad y el consumo energético de las infraestructuras urbanas, por poner solo dos ejemplos. No hay que tener miedo: la tecnología es una herramienta para que todos vivamos mejor.

¿Qué papel juegan los gemelos digitales en la consecución de ciudades más sostenibles?

Imagínese disponer de una detallada réplica virtual de la ciudad, de parte de ella o de algunos de sus sistemas, como el transporte o la gestión de residuos. Y que esa réplica se actualizara al segundo, gracias a los datos que recopilan sin cesar los sensores distribuidos por toda la estructura urbana. Eso daría a los gestores públicos datos precisos de lo que ha pasado, lo que está pasando, y, gracias a los análisis con big data e inteligencia artificial, de lo que va a pasar. A partir de esa información se pueden tomar decisiones en tiempo real, o hacer pruebas que solo saldrán del entorno virtual si funcionan. La ganancia en tiempo y eficacia es enorme.

En el caso de la sostenibilidad, los gemelos digitales sirven entre otras cosas para mejorar la movilidad urbana sin perjudicar al medio ambiente. Necesitamos herramientas para conocer al instante el estado del tráfico y la movilidad dentro del municipio y su entorno; y también para gestionar las infraestructuras, informar a los ciudadanos de inmediato y tener capacidad de planificar los desplazamientos. Todo esto puede lograrse creando un gemelo digital de la movilidad del municipio basado en los sensores IoT desplegados: en Las Rozas y en otras ciudades de la RECI ya estamos trabajando en la gestión basada en los gemelos digitales. Y el modelo puede aplicarse a otros aspectos de la sostenibilidad, como la gestión de los residuos o de las zonas verdes.

“Muchas de las ciudades de nuestra Red van un paso más allá y pretenden alcanzar la neutralidad climática en 2030”

¿Cuál es la hoja de ruta para la descarbonización de las ciudades?

Todos las ciudades de la RECI nos alineamos con el Pacto Verde Europeo, que pretende que nuestro continente sea el primero climáticamente neutro en 2050. Un objetivo tan ambicioso requiere cambios profundos en múltiples sistemas urbanos: la movilidad, la edificación, los sistemas de refrigeración y calefacción, la gestión del agua y los residuos, las energías renovables…

Muchas de las ciudades de nuestra Red van un paso más allá y pretenden alcanzar la neutralidad climática en 2030. Es muy difícil, pero nos jugamos tanto que merece la pena el esfuerzo. Si uno estudia los planes de los municipios españoles a corto, medio y largo plazo, advierte que todos consideran prioritaria la descarbonización. Los fondos europeos, la innovación y la colaboración público- privada están siendo básicos para el desarrollo de soluciones que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos, algo que también pasa por proteger el planeta.

En cualquier caso, el objetivo mínimo de la UE de aquí a 2030 es reducir al menos un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero. No podemos permitirnos un dato peor que ese, los ciudadanos no nos lo perdonarían.

¿Y para una gestión energética digitalizada? ¿Cuáles serían los beneficios?

Cuando hablamos de energía, el reto es consumir menos, pero mejor. Gran parte de la gestión energética se hace ya con tecnología digital, tanto en las empresas como en las administraciones públicas, y pronto no habrá otra forma de hacerla. Los beneficios son muchos. Por ejemplo, con big data logramos procesar e interpretar un enorme caudal de datos, de forma que sabemos mucho más del rendimiento energético de edificios e instalaciones; esta información sirve para crear acciones y planes de ahorro de energía. Y esto es aplicable a todo tipo de infraestructuras y procesos.

En este campo, como en otros muchos, la digitalización incrementa nuestra capacidad de análisis, y por tanto acelera la toma de decisiones. Respecto a los plazos, aquí también vienen marcados por la UE: a partir de 2028, todos los edificios nuevos deberán ser de cero emisiones. En el caso de los ocupados o explotados por la Administración Pública, o de su propiedad, el plazo es 2026. No nos queda otra que ponernos las pilas.

Asimismo, las ciudades inteligentes y sostenibles están trabajando en la electrificación de la movilidad. ¿Qué podría destacarnos sobre este asunto, hacia dónde caminamos?

Es un proceso imparable. En Las Rozas, por ejemplo, más del 10% de los vehículos son ya ecológicos, y acabamos de poner en marcha una red municipal con 41 puntos de recarga para vehículos eléctricos. También concedemos ayudas públicas para la compra de patinetes y bicicletas eléctricas, la instalación de un punto de recarga en domicilios particulares y la preinstalación eléctrica en comunidades de vecinos. Son medidas en sintonía con las del resto de ciudades de la RECI.

El futuro de la conducción está ligado a la electromovilidad, aunque quedan obstáculos en el camino y el ritmo de implantación es algo más lento de lo esperado. Necesitamos muchos más puntos de recarga por todo el país: sigue habiendo demasiadas barreras administrativas en la concesión de licencias y permisos para infraestructuras de recarga.

La duración de las baterías va a mejorar y sus precios y los de los vehículos acabarán bajando. La generalización de los vehículos eléctricos es imprescindible para garantizar la transición energética y alcanzar los objetivos de descarbonización, en las ciudades y fuera de ellas.

¿Cuáles son los retos tecnológicos de nuestras ciudades?

Necesitaría un libro para hablar de todos. Lo más importante es tener siempre presente que la tecnología es un medio, no un fin. Nos interesa como herramienta que mejora nuestra calidad de vida individual y social. Hay varios desafíos tecnológicos obvios: uno es la movilidad sostenible, de la que ya hemos hablado. ¿Cómo lograr que los ciudadanos se puedan desplazar libremente sin disparar las emisiones ni congestionar el tráfico? La energía es clave: ¿Cómo construir edificios neutros en emisiones, incluso capaces de generar energías renovables aprovechables por el resto de la ciudad, y cómo remodelar las construcciones antiguas para hacerlas ecológicas?

También me parece fundamental el desarrollo de plataformas de gestión urbana basadas en el Internet de las Cosas (IoT), que nos permitan reaccionar de forma rápida y eficaz a los problemas de la ciudad gracias a la continua recopilación de datos y su análisis. Y es imprescindible crear una administración digital segura y fácil de usar. Al final, el mayor reto tecnológico es desarrollar ciudades pujantes sin consumir demasiados recursos y sin dejar a nadie atrás. Hay que eliminar la brecha digital, que no acabamos de cerrar.

Con todos los datos que se recogerán, ¿le preocupa y ocupa la gestión del dato y, por ende, la ciberseguridad de las ciudades? ¿Qué implica?

Me preocupa, me ocupa y casi me quita el sueño. Llevamos años trabajando en dotar a la administración local de las mejores herramientas de ciberseguridad posibles, y hemos redoblado los esfuerzos, porque los ciberdelitos son una amenaza cada vez mayor; los expertos prevén su crecimiento en el futuro cercano. Hoy, uno de cada cinco delitos en España se comete en la Red, y de estos casi el 90% son fraudes o estafas informáticas.

Nos encontramos en plena transición de una administración basada en el documento a otra basada en el dato. Los ayuntamientos somos la administración más cercana al ciudadano, al que ofrecemos cada vez más gestiones telemáticas. Si queremos una administración abierta, transparente y fácil de usar necesitamos que la gente confíe en nosotros. Vamos a una digitalización de todos los servicios públicos, y cuanto más avance el proceso más seguridad tenemos que proporcionar.

No existe el riesgo cero, e ir por delante de ‘los malos’ es imposible, pero es nuestra obligación intentarlo. En la RECI prestamos especial atención a la seguridad de la información y la ciberseguridad en ciudades inteligentes, es uno de los asuntos que trata el Grupo de Trabajo 3, en el que, por cierto, figura Las Rozas. Ya como alcalde, uno de mis objetivos es convertir el municipio que gobierno en uno de los mejor protegidos de España frente a este tipo de delitos, que pueden suponer el robo de datos o la caída de los crecientes servicios digitales que ofrecemos al ciudadano.

Quería agradecerles la oportunidad de hablar de la tecnología como herramienta para mejorar la calidad de vida de todos, un asunto que me apasiona. Y me gustaría acabar recordando que es nuestra obligación dejar a los jóvenes y las generaciones futuras un legado que les permita superar desafíos cada vez más sistémicos. Necesitamos una innovación colaborativa centrada en el ser humano.