Facility Management and Services 021

58 REAL ESTATE COVID GESTIÓN DE Espacios tar la productividad. No volve- remos ni a la oficina de los años 70 ni a lo que teníamos antes del Covid-19. ¿Cuál cree que es la perspecti- va del empleado, cómo le ha- brá cambiado esta pandemia? Yo pertenezco a un grupo dife- rente de población, o eso es lo que he llegado a determinar a lo largo de los años mediante la observación. Yo no respondo, la verdad, al estándar de em- pleado en España. Me encan- ta lo que hago. Voy a trabajar súper motivado todos los días. Y entonces, claro, yo hablo por mí. Supongo que en trabajos muy repetitivos, en organiza- ciones muy jerárquicas, en ad- ministraciones públicas, en mi- nisterios o en grandes empre- sas españolas antiguas, ahí debe ser más complejo ir trabajar y la gente lo que querrá es, si pue- de, con la excusa del teletrabajo, es- caquearse de su lugar de trabajo. Lo puedo entender, pero en las empresas normales, en las que tene- mos interés todavía en ganar cuota de mercado, en progresar, yo lo que veo, por lo menos entre todos mis amigos, compañeros, la gente con la que hablo, hay unas inmensas, pero inmensas, ganas de volver a trabajar, de volver a la oficina, de volver a te- ner una especie de vida dual en la que cuando ya te vas para casa, eres la persona de casa. Pero cuando es- tás en la oficina eres la persona a la oficina. Eso ayuda también a mantener una cierta calidad mental. Es muy complicado concentrarte en una ta- rea compleja estando en pijama con un niño a tu lado. Porque este de- bate del teletrabajo es un debate un poquito ‘pijo’ que asume equivoca- damente que todo el mundo en su casa tiene un espacio precioso, lumi- Esto, a su vez, ayudará a repensar el concepto open space , porque de qué te sirve tener un open space si aho- ra lo tienes que llenar de mamparas de metacrilato. Al final, del open space se ha abu- sado mucho. En realidad, el open space era un concepto más de dise- ño. Pero este diseño requería luego de call boxes , donde la gente se tenía que levantar para ir a hablar por te- léfono, si quería tener un mínimo de intimidad. Había una serie de zonas comunes que se hacían más amplias para tener reuniones de viernes…y al final cuando calculabas los metros cuadrados tampoco representaban ninguna eficiencia, ninguna acción especial en relación con otros for- matos de oficina más convenciona- les. Yo creo que ahora será un pun- to intermedio. Aumentará un poqui- to el número de metros cuadrados por empleado. Habrá una recupera- ción de los mini despachos, por su- puesto transparentes para fomen- valor del edificio situado en la periferia, como el caso de Madrid, por ejemplo en los edificios de la M-30, etc., vuel- ven a ganar un cierto prota- gonismo porque se accede a ellos mucho más fácilmente. Por un lado, se accede a ellos mucho más fácilmente en coche y tiene mucha ma- yor dotación de parking que los edificios del centro de la ciudad. Pero, por otro lado, y mucho más importante, es que a su vez, aunque accedas por transporte público éste es menos densificado. En Ma- drid la experiencia es muy di- ferente según qué transporte público cojas. Por ello, creo que puede haber un impulso de esas ubi- caciones que, últimamente con la adoración del ‘mundo Millenial’, había una especie de sacralización del centro, de la ciudad, y ahora tal vez cambie un poco como consecuencia de la mayor necesidad de distancia social. En concreto, ¿cómo afectará a las tendencias en diseño de espacios el Covid-19 (open spaces, lugares co- laborativos…)? ¿Y las medidas de fle- xibilidad como el teletrabajo, cómo prevé que impacten en el sector de las oficinas? Creo que nos vamos a situar en un punto intermedio, en el que se va a aumentar un poco el número de me- tros utilizados por personas, que se estaba yendo a desinficaciones de 6 ó 7 metros cuadrados por persona, que resultan en distancias interper- sonales, una vez que la gente está sentada en ‘Pradera’, de entre 75 y 90 centímetros inferiores al metro, pues se va, probablemente, a vol- ver a lo que hasta hace muy pocos años era el mínimo legal, que eran 10 metros cuadrados por persona.

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