Inés Aguilar del Monte Business Growth Lead ITG-WELL

Cómo abordar la sostenibilidad y el bienestar de las personas en los edificios inteligentes

hombre de negocios levantando pesas

En muy pocos años, hemos asistido a un incremento paulatino pero constante de los edificios inteligentes o ‘smart buildings’. Este fenómeno busca, por una parte, mejorar el bienestar y la experiencia del usuario y, por otra, garantizar una gestión eficiente del inmueble en función de su uso.

Por poner en contexto a las personas que no estén familiarizadas con la certificación WELL, se trata de la primera metodología del mercado inmobiliario que ubica a las personas en el centro, ya que su objetivo es garantizar la salud y el bienestar en los edificios. Para lograrlo, utiliza un método de evaluación basado en el rendimiento y no en la prescripción: esto es importante, pues exige la verificación in situ de los parámetros establecidos por el certificado en ámbitos como la calidad del aire interior, el confort térmico y acústico, la nutrición o la ergonomía del mobiliario.

En ITG-WELL fuimos el primer partner oficial del International WELL Building Institute (IWBI) en España y desde 2018 hemos contribuido a la implementación de la metodología WELL en nuestro país, así como al desarrollo de formación para profesionales especializados en este sello. No obstante, el crecimiento en los dos últimos años ha sido exponencial, debido en gran medida al mayor interés social por el sector de la salud y al mejor equipamiento tecnológico de los denominados edificios inteligentes.

Si la metodología WELL exige la medición de determinados parámetros y alienta su monitorización, los edificios inteligentes tienen el potencial de mejorar la eficiencia operativa del inmueble a través de ese seguimiento continuo. En esta intersección entre la eficiencia y el bienestar humano, la certificación WELL emerge como un faro guía para el diseño y la operación de edificios inteligentes. La fusión de sostenibilidad y bienestar humano no es únicamente una tendencia actual, sino una necesidad imperante en la búsqueda de entornos construidos que sean, además de inteligentes desde el punto de vista tecnológico, saludables y sostenibles.

WELL complementa las iniciativas sostenibles y las amplía, al incluir directrices específicas para la salud y el bienestar de los ocupantes

Aspectos clave de los edificios inteligentes en un entorno sostenible y saludable

La clave para un que edificio verdaderamente inteligente funcione radica en la integración sin fisuras de la sostenibilidad y el bienestar. WELL no solo complementa las iniciativas sostenibles, sino que también las amplía, al incluir directrices específicas para la salud y el bienestar de los ocupantes. Al fusionar estas dos esferas, se establece una sinergia que beneficia a la ecología y también mejora la experiencia cotidiana de quienes habitan el espacio.

Parte de nuestro trabajo en ITG-WELL radica en saber divulgar la importancia de mejorar el rendimiento de los espacios en los que habitamos, estudiamos o trabajamos. Dedicamos parte de nuestros esfuerzos a formar profesionales y trasladar al mercado los beneficios, en términos de productividad, salud física y salud mental, de apostar por una metodología orientada al cuidado de las personas.

Las empresas, así como la sociedad en general, tienen cada vez más presente el impacto de los espacios interiores sobre nuestra salud. Pasamos el 90% de nuestro tiempo dentro de edificios y, en ocasiones, el aire que respiramos en espacios cerrados puede estar hasta cinco veces más contaminado que el del exterior.

Teniendo presente estos datos, la certificación WELL realiza una evaluación holística de todos los aspectos perjudiciales para las personas que intervienen en la construcción de un edificio, empezando por la calidad del aire interior, que puede provocar afecciones crónicas o problemas respiratorios si no existe una correcta ventilación. En ITG-WELL hemos desarrollado nuestro propio sistema de monitorización de la calidad del aire para medir, en tiempo real, qué tipo de sustancias hay en el ambiente. Y, si se dan valores nocivos para las personas, poder actuar y reducirlos. Este tipo de sensores se alinean completamente con las capacidades operacionales que ofrecen los edificios inteligentes.

Garantizar la salud visual, priorizando el acceso a fuentes de luz natural y una iluminación artificial de calidad, es otro punto valorado por WELL. Una correcta iluminación no solo nos ayudará a evitar jaquecas o problemas visuales, sino que nos ofrece la oportunidad de instalar un sistema de luminarias eficiente y menos contaminante. Esto demuestra que, en muchas ocasiones, el bienestar de las personas está estrechamente relacionado con el medio ambiente y el uso eficiente de nuestros recursos.

Un correcto aislamiento térmico y acústico del inmueble es otro ejemplo de cómo la sostenibilidad contribuye a mejorar nuestra salud. Un edificio aislado de forma correcta es la mejor manera de evitar tanto ruidos molestos que impidan la concentración y el descanso como el gran coste económico que suponen los sistemas de climatización destinados a asegurar el confort térmico de los ocupantes. En este último aspecto, es importante que se aproveche la potencialidad de los edificios inteligentes para ofrecer espacios que puedan climatizarse de forma individualizada, sin necesidad de poner en marcha todo el sistema para ambientar de forma uniforme espacios que no están siendo utilizados.

El aprovechamiento de los espacios y los materiales utilizados también son aspectos relevantes. Una buena distribución y el uso de mobiliario ergonómico son aspectos que cada vez se tienen más en cuenta y que WELL promueve con su metodología. La suma de todos estos factores y la monitorización continuada permiten que un edificio mantenga un rendimiento sostenible a lo largo del tiempo sin desatender el cuidado de sus usuarios.

Los beneficios intangibles de  apostar por las personas

Al margen de las cuestiones técnicas, que garantizan un buen rendimiento operacional y el correcto equilibrio entre sostenibilidad y bienestar personal, los edificios inteligentes que optan por ampliar sus capacidades en términos de salud y confort obtienen otra serie de ventajas que resultan muy atractivas para el mercado y sus futuros inquilinos.

Centrándonos en los espacios de trabajo, la calidad del entorno construido tiene un impacto directo en la productividad y la satisfacción laboral. Un edificio certificado por WELL no solo cumple con estándares ambientales, sino que también crea condiciones propicias para el rendimiento óptimo de los ocupantes, fomentando un ambiente más productivo y satisfactorio en el que las personas cuentan con áreas de descanso, mobiliario ergonómico, pautas de gestión saludables (en cuanto a nutrición, el uso de las escaleras, etc.) o políticas y programas que se preocupan por la salud mental o el apoyo a las familias.

Todas estas ventajas tienen un impacto directo en un mercado donde la conciencia ambiental y el bienestar son criterios de selección cada vez más importantes. Los edificios inteligentes certificados por WELL tienen una ventaja competitiva que los revaloriza y gracias a la cual atraen inquilinos y empresas comprometidas con la salud y la sostenibilidad, creando comunidades empresariales más conscientes y responsables.