Xavier Roy
Xavier Roy Director Comercial IMAN Facility Services

Wellbeing

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Quién no recuerda aquellas reuniones eternas, en espacios de unos 30 metros cuadrados, donde en aquel entonces estaba permitido fumar, o aquella moqueta marrón donde se pasaba un aspirador dos o tres veces por semana, dejando las marcas de café, o aquellos monitores de ordenador donde acoplábamos un filtro para poder visualizar más nítidamente la pantalla, o aquella luz de fluorescente blanca en las oficinas… Esto, en aquel entonces para nosotros era normal, era lo que pasaba en el 99% de los espacios de trabajo, era a lo que estábamos acostumbrados. En aquel momento nos llegan a hablar del síndrome del edifico enfermo o del wellbeing y nos hubieran encerrado por locos.

A día de hoy, más que evolución, estamos viviendo una revolución de la arquitectura, de los materiales, de los sistemas y de los servicios de un inmueble, donde la prioridad no es otra que conseguir alinear todos estos elementos para ofrecer una sensación de bienestar a las personas que allí trabajan. Este bienestar requiere que se tengan en cuenta tres elementos clave: el físico, el funcional y el psicológico.

  • El físico está relacionado con la sensación de comodidad que mejora la felicidad y la capacidad de concentración, que está demostrado que incrementan la productividad. Estos aspectos físicos podrían ser: la calidad del aire, la iluminación, la limpieza, el nivel de ruido, el confort térmico, la prevención y la seguridad.
  • El funcional se trabaja desde la distribución de los espacios donde se mide la densidad de ocupación y su utilización, se da mucha importancia a disponer de lugares Zen que ayudan a la desconexión, a realizar el necesario break, que luego nos permite volver a concentrarnos en nuestras tareas.
  • El psicológico tiene que ver con la percepción de los empleados, con su experiencia como usuarios de las instalaciones, donde por ejemplo se plantea que dispongan de espacios verdes, luz natural, zonas al aire libre y estar ubicados en la cercanía de un entorno natural. Todo esto ayuda a que las personas puedan reducir su fatiga mental, pudiendo recuperarse cuando su nivel de estrés aumenta.

La naturaleza intangible y subjetiva del bienestar dificulta la posibilidad de medir su estado, pero estamos convencidos que mejorar los entornos de trabajo lleva a los empleados a sentirse más seguros, comprometidos, positivos y productivos. Las empresas de servicios realizan una actividad vinculada con la mejora de los aspectos físicos del inmueble, pero de manera indirecta también afectan al buen desarrollo de los elementos funcionales y psicológicos.

Por otro lado, no se trata solo de realizar correctamente las tareas sino también de medirlas, ya que el adecuado desarrollo de los servicios de conserjería, limpieza, mantenimiento y seguridad suma para conseguir una mayor sensación de bienestar. A su vez estos servicios se pueden complementar con la instalación de sensores que en este caso sí que obtienen datos objetivos sobre ese bienestar a través de la medición de la calidad del aire, la temperatura de los espacios, la evolución de la ocupación y los niveles de iluminación.

A considerar también que desde las aplicaciones de gestión de servicios se pueden recoger datos como el número de averías, incidencias de seguridad y accidentes de trabajo, que se transforman en información sobre el funcionamiento del edificio.

Actualmente, en IMAN tenemos esta doble función, poner las nuevas tecnologías a disposición de los servicios y sobre todo aplicar el conocimiento y la experiencia para poder adaptarlas a los diferentes proyectos. En IMAN consideramos un factor clave disponer de un departamento de Ingeniería de Servicios. Al fin al cabo nuestra misión es poder ofrecer un servicio de garantía donde todas las personas que lo perciben, se sientan bien. A nuestro entender, el equilibrio y el bienestar, se consigue alienando sus cinco sentidos.