Cómo el Facility Management puede ayudar a reducir la huella de carbono

medio ambiente, ciudad, contaminación, sostenibilidad
Gabriela Bustelo

La eficiencia energética de los edificios y las oficinas es un objetivo clave de la sociedad occidental actual, no solo para reducir los costes operativos, sino también el impacto medioambiental y la huella de carbono. En este contexto la gestión de infraestructuras urbanas que acomete el Facility Management puede ser determinante.

¿Sabes qué es la huella de carbono?

La huella de carbono es el volumen global de gases de efecto invernadero (GEI) que generan las actividades económicas diarias de la humanidad en el planeta Tierra. Para intentar frenar la deriva del cambio climático, la mayoría de los gobiernos, las empresas y la sociedad civil han adquirido un compromiso de defensa medioambiental. La reducción de la huella de carbono es uno de los objetivos prioritarios de la agenda mundial de sostenibilidad.

El funcionamiento de nuestro planeta, el concreto la utilización de energía en el desempeño cotidiano de la industria o el transporte, precisa recurrir al uso diario de combustibles fósiles. Este proceso origina gases como el dióxido de carbono o el metano. Como resultado, incrementamos su presencia en la atmósfera, superando la concentración usual. Estos gases asimilan el calor solar y, en consecuencia, la temperatura media de la tierra está subiendo por encima de lo propio en circunstancias naturales.

El compromiso de la UE con la neutralidad climática

La Unión Europea propone una ‘legislación climática’ que afronte la conciencia medioambiental como una obligación jurídica. El llamado Objetivo 55 de la UE señala como fecha el año 2030 para recortar las emisiones europeas de gases invernadero en al menos un 55 por ciento. Los países miembros tendrán que aprobar una nueva legislación para lograr su meta e imponer la neutralidad climática de todos los edificios europeos en 2050.

Todos los edificios nuevos deberán ser de emisión-cero a partir de 2028, según el texto adoptado en febrero de 2023 por la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo, con un paquete de proyectos ley enfocados hacia esa neutralidad climática del Viejo Continente. El año 2035 es la fecha en que no debería quedar el territorio europeo un solo inmueble con calefacción de combustibles fósiles.

El Facility Management y la reducción de la huella de carbono

En su medio siglo de trayectoria la actividad del Facility Management ha crecido de forma exponencial hasta llegar a ser un sector económico amplio, que hoy engloba desde los ramos de la arquitectura, el diseño y la construcción hasta los ámbitos de los recursos económicos, energéticos y humanos.

Todo ello compone un novedoso sector de gestión urbana altamente tecnificada, que controla los correspondientes activos, espacios y actividades profesionales. El Facility Management acopla todas estas piezas de manera eficiente: los activos quedan registrados, los espacios organizados y las actividades interconectadas.

Los edificios son grandes devoradores de energía, porque la necesitan para operar sus unidades de climatización, iluminación y equipamiento electrónico. Por ello, el Facility Management se ha hecho imprescindible para mejorar la gestión y la eficiencia energética de estos colosos arquitectónicos. La eficiencia energética de los recintos públicos y las viviendas privadas es urgente para reducir la huella de carbono como indicador del deterioro ambiental.

Cómo mejora el Facility Management la eficiencia energética de un edificio o recinto urbano

  • Recopilar datos sobre el rendimiento y detectar en tiempo real pautas y tendencias que permitan tomar decisiones informadas. Por ejemplo, ajustar la operación de sistemas para reducir el consumo en momentos de mayor demanda.
  • Seleccionar los activos que generan un impacto en el rendimiento, obteniendo registros pertinentes mediante sensores y sistemas de automatización. En base a esto, analizar la información para adoptar estrategias proactivas de mantenimiento.
  • Recortar gastos de mantenimiento, con la consiguiente mejora en la calidad y seguridad de las infraestructuras y la prolongación de su vida útil.
  • Integrar la gestión FM con las tecnologías de la Industria Conectada o Industria 4.0, orientada hacia la sostenibilidad. Esta estrategia incluye el uso de la nube para guardar y analizar datos, dado que es una tecnología sostenible que reduce la emisión de CO2, el uso de hardware y el número de servidores.
  • Priorizar la sostenibilidad en la selección y gestión de proveedores, garantizando así que la sostenibilidad corporativa se extiende a las relaciones con proveedores y subcontratistas.
  • Definir indicadores clave de rendimiento (KPIs) que midan el consumo para integrarlo en el sistema general de gestión de infraestructuras y energía del recinto o edificio, optimizando al máximo la eficiencia energética.
  • Formar e informar al personal sobre la noción de la conciencia medioambiental y la necesidad de practicar la eficiencia energética, actualizando de manera regular la tecnología y los datos, compartiendo los resultados con empleados y responsables de la gestión.