¿Vale la pena el certificado sostenible en el sector inmobiliario?

certificado sostenibilidad
CBRE

Cada vez son más los inversores y ocupantes que apuestan por los edificios con certificado sostenible. La contratación de oficinas con certificado sostenible se ha incrementado un 7% en los últimos cinco años, lo que ha supuesto pasar del 24% al 31%. Esto confirma la tendencia al alza que se desprende del informe de CBRE: ¿Vale la pena la certificación de sostenibilidad en el sector inmobiliario?

CBRE ha realizado dicho estudio con la intención de analizar el impacto que suponen las certificaciones sostenibles en la ocupación, las rentas y el take up de los edificios de oficinas, partiendo de un análisis de más de 26 millones de metros cuadrados de stock de oficinas de toda Europa. Esto es el equivalente de más de 22.000 edificios de oficinas.

De este estudio se desprende que el stock de oficinas certificadas está en aumento y representa un 20% a mediados de 2021, lo que supone un 9% más en comparación con 2016. Este incremento evidencia una realidad y es que los ocupantes apuestan por los edificios con certificaciones por sus numerosos beneficios. De hecho, todas las ciudades analizadas en este estudio identifican que los edificios de oficinas certificadas tienen tasas de desocupación más bajas que los edificios no certificados.

Otro dato analizado son las rentas premium de los edificios de oficinas certificados. El análisis detalla que el promedio de la renta premium de cinco años se sitúa entre el 13% y el 29% según el mercado (es decir, el 21%), basado en la comparación de los alquileres reales de los edificios certificados y no certificados. Desde 2016, el promedio de la renta premium de los edificios de oficinas certificados en Madrid es del 18% y en el caso de Barcelona asciende al 27%.

Beneficios de los edificios con certificado sostenible

El informe también detalla los cuatro principales beneficios de los edificios de oficinas con certificación. En primer lugar, el impacto ambiental positivo mediante la reducción de residuos y emisiones de gases de efecto invernadero durante todo el ciclo de vida del edificio. Además, también supone un ahorro de costes gracias al menor consumo de agua y energía, así como a menores costes de operación y mantenimiento. Por otro lado, implica una mayor comodidad, salud y productividad gracias a la mejora de la calidad ambiental. Y, por último, mejora la reputación corporativa relacionada con la comprensión de las partes interesadas del mercado sobre el compromiso corporativo de cumplir con los requisitos de responsabilidad social corporativa.

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