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OPINIÓN

FACILITY

Services

Un tema complicado es el de

quién puede hacer la medición de la

provisión de los servicios. Hay quie-

nes abogan porque dicha medición

se haga de forma conjunta entre

proveedor y cliente, en la que el pri-

mero informa sobre qué y cómo se

ha hecho el servicio en un determi-

nado periodo de tiempo; y el segun-

do, mediante su batería de indicado-

res y KPI’s, evalúa el cumplimiento

de lo inicialmente acordado en los

SLA. Y hay, por otra parte, quie-

nes opinan que quien mida o eva-

lúe el servicio deberá pertenecer a

una empresa externa, para garanti-

zar la imparcialidad y evitar conflicto

de intereses.

Recomendaciones

A modo de conclusión, se proponen

las siguientes recomendaciones:

Ampliar el período de contrata-

ción de servicios a un mínimo de

4 años.

El cliente no debe definir los me-

dios, sino cuáles son los resultados

que desea obtener. Debe también

permitir a los proveedores apor-

tar soluciones de valor para cum-

plir o superar las expectativas del

cliente.

Es vital acordar indicadores para

evaluar resultados. La tecnología

es fundamental para que este pro-

ceso sea eficiente.

La innovación es el valor diferencial

que permite aportar valor añadi-

do al cliente.

La formación, tanto al departa-

mento de compras, como al res-

to de los empleados de la empre-

sa, es el otro factor fundamental

para cumplir con las expectativas

del cliente.

Compartir ahorros motiva al pro-

veedor a la mejora continua para

lograr la excelencia. La retribu-

ción variable, basada en indicado-

res consensuados, implica al pro-

veedor.

Las empresas multinacionales tie-

nen mucho más adoptados este tipo

de modelos, porque saben que todo

el esfuerzo tiene un retorno. Pero

hay otras tantas grandes empresas y

pymes que no dan el paso a ser mu-

cho más estratégicas, posiblemente

por ese miedo al cambio, bien por-

que legalmente no pueden hacer-

lo, o bien porque su día a día no les

permite tener conocimiento de este

tipo de herramientas y nuevos mo-

delos mucho más estratégicos.

En medio de toda esta vorágine

de medios, resultados, proveedo-

res, clientes, etc., se abren, igualmen-

te, varios modelos respecto a la retri-

bución que se tenga que hacer de di-

chos servicios. Según el tipo de em-

presa y su estructura, hay un tipo de

modelos que tienen implícitas pena-

lizaciones o bonificaciones que de-

pendan de los resultados obtenidos

al final de cada periodo, y en donde

las penalizaciones no tienen por qué

derivar en rescisión del contrato, sino

en buscar las herramientas necesa-

rias para que el proveedor vuelva a

los estándares de calidad que se de-

sean. Y por otra parte, tenemos los

modelos de retribución variable, en

los que el importe a pagar variará se-

gún se cumpla o no con lo acordado,

ya sea en el contrato inicial o si hay

entre medias unos acuerdos de nive-

les de servicio pactados previamente

por las partes. No hay uno que des-

taque por encima del otro, pero en

el supuesto de la retribución variable,

las penalizaciones pierden su sentido

y lo importante es que pueda pagar-

se en función de los resultados obte-

nidos y las mejoras implantadas.

nar pesadillas

). Puede suceder, tam-

bién, que sea el mismo cliente el que

defina cuáles son los medios nece-

sarios para llevar a cabo el servicio,

dejando un poco maniatado al pro-

veedor y limitándolo solo a una sim-

ple provisión.

No hay que olvidar que en este

tipo de contratos, sean del tipo que

sean, se tiende a contratar cierta

cantidad de medios para garantizar

los resultados finales, con lo cual, en

muchos casos, el principal compo-

nente del coste es el de las perso-

nas. Pero cuanto más maduro esté

el mercado, los agentes intentarán

adaptarse mejor a los requerimien-

tos de cada cliente y aportar todo

su conocimiento y experiencia pro-

fesional para convertirse en un ac-

tor más dentro de cada organiza-

ción. Entonces ahí sí iremos a mo-

delos mucho más colaborativos, de

especialización, de aportación de va-

lor y mucha mayor rentabilidad, tan-

to para la empresa en la que se tra-

baja, como para ellos mismos.

Los proveedores de servicios son

profesionales en cada una de sus

áreas y debemos dejarles hacer su

trabajo de la mejor forma posible.

Las empresas contratantes no pue-

den decirle a su proveedor qué o

cómo tiene que hacer las cosas, es

decir, no podemos ser pacientes y

médicos al mismo tiempo. El pro-

veedor debe tener toda la informa-

ción posible y completamente cla-

ra, para que puedan hacer adecua-

damente su trabajo o, por lo menos,

lo que se espera de ellos, porque

esa confianza genera valor y com-

promiso.

Los proveedores de servicios son profesionales en

sus áreas y debemos dejarles hacer su trabajo. Las

empresas contratantes no pueden decirle a su

proveedor qué o cómo tiene que hacer las cosas