El impacto del BIM en el Facility Management

La disciplina del Facility Management como gestión del día a día de estos espacios evolucionados y mucho más tecnificados, precisa del BIM “como base para integrar en todas estas edificaciones, la plasmación, el diálogo y el control de las distintas disciplinas y todas las fases que intervienen en el proyecto: construcción, explotación, conservación y gestión de la salud. Es decir, el BIM posibilitaría la rentabilidad en todo el ciclo de vida del activo.

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Leticia Duque

Ahora que estamos a punto de terminar el año 2020 es el momento de mirar al futuro”, nos dice Javier García Montesinos, director de CREA Soluciones Inteligentes y vicepresidente de buildingSMART España; y director del Máster de Gestión de Activos y Servicios de FM de la Fundación Escuela de la Edificación.

Cuando hablamos con Javier García nos invita a imaginarnos cómo será el trabajo del equipo del Facility Management. ¿Con qué soluciones tecnológicas contarán para que les hagan el trabajo más fácil?

Pero pongámonos en contexto, empezamos el año 2021 en medio de la pandemia producida por el Covid-19, un año en el que podemos valorar una evolución mucho más rápida, de la que cabría haber esperado, en ámbitos como la tecnología, la planificación de nuevos espacios o el diseño de edificaciones con otras prioridades, resilientes, flexibles, por poner algunos ejemplos. “La situación de pandemia sólo ha acelerado la evolución de los espacios edificados que, por razones económicas, climáticas, de movilidad o de conciliación de la vida laboral y personal, entre otras, ya estaba en camino de producirse”, nos asegura Felip Neri Gordi, arquitecto y consultor en Facility Management.

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Continuando con la reflexión de Javier García, si analizamos otros sectores industriales sería un ejercicio sencillo imaginarnos cómo trabajará el Facility Management y qué soluciones tendrá. “Nos podemos imaginar como si fuéramos el «Tom Cruise» del Facility Management en una película de «Misión imposible». Imagínese: Nos llaman porque hay un problema, una mancha de humedad en el falso techo del despacho del presidente de la compañía. Han sonado todas las alarmas. Me presento en el despacho con mis gafas especiales, me las pongo delante de él y gracias a mi visión especial he detectado el problema. A los cinco minutos ha llegado el personal de la empresa proveedora con las piezas necesarias. Recibo las felicitaciones del presidente. ¡Qué eficiencia!, me dice. Yo le contesto, «nuestra prioridad es la calidad de vida de las personas y la productividad de la actividad principal de la empresa»”. Es decir, la definición del propósito del Facility Management en las normas ISO 41001.

Podríamos imaginar muchas otras situaciones: que llega una pandemia y tenemos que simular la capacidad de ocupación de empleados; que nos dan la responsabilidad del proyecto de la nueva sede corporativa; que nos fusionamos con otra gran empresa…, son ejemplos que nos pone García Montensinos, para iniciarnos en la reflexión de la labor del Facility Management y el uso de la tecnología como herramienta esencial.

“Yo creo que el personaje de mi sueño se puede despertar tranquilo. Él ya tenía implantada la norma ISO 41001 de Facility Management; además participó activamente en la implantación de la norma ISO 55001 de Gestión de Activos en su Organización. También, tiene implantada la norma ISO 19650 de Gestión de la Información en proyectos BIM y ya dispone del «gemelo digital» perfectamente integrado con la solución IWMS y con los sistemas de control domótico de todos sus edificios”.

Por ello, Javier García Montesinos concluye que: “Los beneficios de trabajar en un Plan Estratégico de Servicios, implantar un modelo de Gestión de «Valor» y afrontar la verdadera transformación digital del área de FM son muy importantes”.

Como decíamos la pandemia nos ha traído que hayamos usado intensamente las casas, que hayamos dado nuevos usos a los espacios de enseñanza, que las oficinas hayan apostado por medidas flexibles combinadas con medidas de seguridad, que los hoteles se hayan convertido temporalmente en hospitales (otros han cerrado y algunos han buscando nuevas formas a medio camino entre los colivings, coworkings…), etc.

Todo esto precisa que la tecnología y los programas informáticos faciliten las relaciones interpersonales, tanto laborales como privadas, la detección y monitorización de la salud en los edificios, la gestión de alternativas en las actividades, la gestión discontinua de los espacios, etc., según Felip Neri.

Tecnología para el Facility Management: BIM

Por ello, para los expertos, la disciplina del Facility Management como gestión del día a día de estos espacios evolucionados y mucho más tecnificados, precisa del BIM “como base para integrar en todas estas edificaciones, la plasmación, el diálogo y el control de las distintas disciplinas y todas las fases que intervienen en el proyecto: construcción, explotación, conservación y gestión de la salud. Es decir, el BIM posibilitaría la rentabilidad en todo el ciclo de vida del activo.

“BIM es un elemento de transición entre el proyecto y la gestión del mantenimiento, pero también es un elemento para integrar la buena gestión de la actividad”, asegura Neri. Para este profesional, mejorar la gestión y el mantenimiento del inmueble desde la fase de proyecto es posible con BIM.

“Las siglas BIM (Building Information Modeling) ya no son unas desconocidas en nuestras vidas”, nos comenta Alfredo Sanz Corma, presidente del Consejo General de Arquitectura técnica (CGATE). En España, desde finales de 2018, el empleo de la metodología BIM es obligatorio en las fases de diseño, construcción y mantenimiento para proyectos de edificación de la Administración pública. “El objetivo es que en un futuro muy cercano todos los proyectos se diseñen íntegramente en BIM”, continua.

Desde CGATE abogan por trabajar con BIM, puesto que fomenta la fluidez de información entre los agentes implicados en la construcción y mantenimiento del edificio, reduciendo los errores en las diferentes fases del proyecto, minimizando costes, optimizando su gestión y, en definitiva, aumentando la competitividad de todo el proyecto. “Para el arquitecto técnico o aparejador, como profesional con capacidad para visualizar y analizar todo el ciclo de vida del inmueble, el empleo de esta metodología no solo contribuye positivamente en las fases de diseño y construcción, también puede ser definitiva para la futura gestión del edificio”, explica Sanz Corma.

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