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GUÍA

CONSULTORÍA Y

Gestión FM

60% y un 80% de la energía consumida

en luz, eso significa que entre un 20%

y un 40% se convierte en calor. Una

lámpara fluorescente convierte el 20%

de la energía consumida en luz, el 40%

en calor y cerca del 40% restante en

radiación infrarroja (IR). Una bombilla

tradicional (tecnología incandescente)

sólo convierte alrededor del 10% en

luz, un 20% en calor y la energía res-

tante en radiación infrarroja.

La iluminación con LED opera nor-

malmente con voltajes bajos (des-

de 1,5 hasta 24 voltios), consumien-

do poca potencia y no emitiendo pro-

porcionalmente tanto calor de disipa-

ción como la iluminación tradicional,

por lo que se produce un ahorro en el

consumo de energía directo e indirec-

to: directo al consumir menos el pro-

pio dispositivo, e indirecto al reducir el

porcentaje de energía que no se dedi-

ca a iluminar.

Esta característica hace también

que se precise menos energía para

climatizar las salas iluminadas con tec-

nología LED y que las lámparas LED

sean ideales para grandes espacios de

reuniones u hoteles que requieran

refrigeración mientras se usan. Al no

aumentar la temperatura del local se

produce un ahorro significativo res-

pecto al consumo de energía que se-

ría necesario para la climatización de

dicho espacio con iluminación tradi-

cional. Hay que mencionar que exis-

ten sistemas LED que funcionan di-

rectamente a 220 voltios, donde esta

ventaja queda algo reducida.

Independientemente de lo que se

consuma, se debe comparar como las

distintas soluciones cubren nuestras

necesidades de iluminación (Lux), ya

que si el menor consumo se debe a

que el nuevo sistema produce menos

intensidad lumínica, se habría conse-

guido lo mismo apagando algunas de

las fuentes existentes y se habría aho-

rrado la inversión.

La tecnología LED ya ha alcanza-

do actualmente cotas de eficiencia de

objetos sean los que emitan su propia

luz o proyecten imágenes.

El LED permite un ajuste de la ilumi-

nación a nuestras necesidades, tanto

en cantidad como en intensidad, exis-

tiendo la posibilidad de que sean re-

gulables. La dispersión de luz fuera de

donde se desea es mínima, debido a

la direccionalidad de los LED, y en el

caso de que se utilicen para la ilumina-

ción de exteriores, al ir la luz direccio-

nada se consigue una reducción de la

contaminación lumínica.

Consumo de energía

La eficiencia energética en iluminación

se mide con el ratio entre lúmenes y

vatios [Lm/W] pero como hemos ex-

plicado antes, este valor no es del todo

efectivo, por lo que se recomienda usar

el ratio lux por vatio [Lx/W], ya que

lo que necesitamos es que se ilumine

la superficie o área de trabajo, no si la

fuente de luz emite más o menos. El

dato [Lm/W] no tiene utilidad prácti-

ca, solo da una indicación de la moder-

nidad de un componente aislado, sin

entrar en su correcta aplicación. Es un

dato que se mide en laboratorio y que

no aporta nada al usuario. La verdadera

mejora en eficiencia energética consis-

te en obtener al menos los mismos lux

en las zonas que se precisan pero con-

sumiendo menos vatios de energía que

con otras soluciones lumínicas.

Uno de los justificantes de venta de

los LED es que consumen poco y se

intenta demostrar al decir que no pro-

ducen calor. Hay que aclarar que el

diodo LED sí que emite calor, aunque

lo hace de una forma diferente a una

bombilla incandescente o fluorescen-

te. La diferencia fundamental es que el

calor se proyecta en dirección contra-

ria a la luz. Por eso la luz es fría, pero

ciertas partes internas del dispositivo

(la “unión T”) pueden llegar a acumu-

lar mucho calor.

En términos generales, una lámpa-

ra LED de luz blanca consume me-

nos que sus rivales, convierte entre un

superficie plana como una mesa, pue-

de dar la sensación como de peque-

ños mini rayos. A este efecto se le co-

noce como luz granulada.

Condiciones de trabajo

El LED puede trabajar de forma nor-

mal en un espectro mucho más am-

plio de temperaturas (entre -35ºC

y 45ºC) que las lámparas de descar-

ga (fluorescencia, vapor de sodio y va-

por de mercurio) que son muy sensi-

bles a la temperatura de trabajo, acor-

tando sustancialmente su vida útil. A

diferencia de muchos de los otros sis-

temas de iluminación, los LED no tie-

nen problemas de encendido en am-

bientes fríos y son fuentes de luz fia-

bles en el exterior.

Al no tener que producirse la des-

carga de electrones a través de ga-

ses, se puede encender y apagar tan-

tas veces como sea necesario sin ver

reducida su vida útil. Esto supone tam-

bién que el tiempo de respuesta tan-

to en el encendido como en el apaga-

do en la iluminación con LED es inme-

diato (microsegundos), obteniéndose

el 100% del flujo luminoso tras el en-

cendido, sin periodos de arranque ni

parpadeos. Desaparecen las pérdidas

de tiempo esperando a que la lámpa-

ra alcance la temperatura adecuada o

se encienda correctamente. Esto las

convierte en el sistema de iluminación

idóneo tanto para zonas de paso don-

de el encendido y apagado es conti-

nuo, como para zonas donde requiera

muchas horas de funcionamiento.

Los LED son resistentes a los gol-

pes: pueden ser adaptados en aplica-

ciones con vibraciones o impactos de-

bido a que es una fuente de luz en es-

tado sólido.

El diseño es un aspecto que confie-

re a los LED unas posibilidades que

ningún otro sistema pueden alcanzar.

Existen LED de todos los tamaños y

con casi cualquier diseño. Gracias a su

reducido tamaño se pueden integrar

en objetos, haciendo que los propios